QUE OTROS ASPECTOS BASICOS DE LA CALIDAD DE AGUA PARA CULTIVOS ES NECESARIO CONTROLAR ?

Metales pesados y otros: estos metales pueden presentarse en forma de "trazas" en las aguas de abastecimiento superficiales. Su toxicidad puede llegar a ser alta y es aumentada por diversos factores, entre ellos principalmente el pH, el oxígeno disuelto y la temperatura. El ingreso a los cultivos se produce a través del agua de abastecimiento y como consecuencia de operaciones industriales efectuadas por el hombre (papeleras, extracción de minerales, curtiembres, etc.) o bien, porque son producto del arrastre de las aguas. El agua de extracción de pozo puede contener a menudo hierro en cantidad, que al depositarse como hidróxido obtura las branquias de los organismos, disminuyendo su potencial respiratorio. Los huevos y larvas cultivadas, son más sensibles a estos metales, produciéndose entonces su muerte. El hierro en bajo contenido no es nocivo, pero suele serlo en presencia de altas concentraciones y existen aguas con abundante hierro en algunas de las provincias norteñas en nuestro país. Por ejemplo, para las truchas, con valores de pH de 6,5 a 7,5 a una concentración de 0,9 mg/litro, es de efecto mortal. Para eliminarlo se puede proceder a oxidarlo, por aireación del agua antes de llegar al cultivo. Puede realizarse la operación en tanques especiales o por torretas ad hoc.

Los compuestos de Mercurio son tóxicos a muy altas concentraciones para los organismos, pero cuando su presencia es baja, éstos lo acumulan pudiendo posteriormente traspasárselos al ser humano a través de su alimentación. Existen tablas especiales que indican los valores máximos permitidos para este metal en la alimentación humana. Por ejemplo, la EPA de Estados Unidos permite un máximo de concentración de 0,5 microgramo/gramo en la carne húmeda de cualquier organismo acuático.
Otros metales como Cadmio, Zinc, Cobre y Plata (provenientes de plantas de tratamientos industriales o municipales) pueden encontrarse también presentes y deberán ser evitados.

Pesticidas y detergentes: la gran mayoría de los pesticidas y herbicidas están relacionados a la agricultura e inclusive la ganadería, alcanzando normalmente las cuencas de donde el productor piensa en abastecerse de agua. En el caso de que un cultivo acuático se trate de una diversificación de agro, el productor deberá dirigir su atención hacia el uso de este tipo de compuestos en los alrededores de su campo, ya que los cultivos de maíz, soja, arroz, algodón, requieren tratamientos que los utilizan. Los peces son muy susceptibles a los insecticidas y más aún los crustáceos, porque evolutivamente, se relacionan con los Insectos.

Los compuestos clorados son tóxicos, según sus concentraciones, al igual que los fosforados. Sin embargo, muchos de los agricultores de Estados Unidos que producen peces en altas cosechas en sus campos y que han efectuado rotación entre estos cultivos y los de arroz, algodón o soja, nunca sufrieron problemas. Igualmente, si se tuviera la sospecha de que los campos a utilizar para cultivos acuáticos, han sido previamente tratados especialmente con compuestos organoclorados, es conveniente efectuar en este caso los análisis específicos sobre la contaminación residual actual. En el caso de los detergentes, dependiendo de su composición, ellos pueden disminuir la solubilidad del oxígeno en el agua, formar capas de espuma que impidan la aireación superficial y los basados en polifosfatos pueden aumentar la producción de microalgas en las aguas en forma descontrolada (fenómeno de eutroficación de las aguas).

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